Al despertar los sentidos, estimula la creatividad. Es un centro de energía que nos balancea, armoniza y purifica. Los mándalas nos ayudan a conocernos a nosotros mismos.
Según los diversos estudios, pintar mándalas estimula el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, el racional. Al entretenerlo, las emociones se contraen, suponiendo un alivio para las tensiones en períodos de estrés.
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