Los mándalas tienen su origen en la India y la palabra significa círculo o aquello que rodea a un centro. Visualmente se trata de un conjunto de figuras geométricas que suelen representar las características del universo y se utilizan desde hace siglos cómo punto para concentrar la meditación.
- Pintar o colorear mándalas ayuda al niño a potenciar su capacidad de atención y concentración
- Fomenta el control y el dominio del cuerpo, sobre todo de la motricidad fina lo que favorece la capacidad de escritura, dibujo, de manipular objetos...
- Desarrolla la paciencia: colorear un mándala requiere de tiempo, tranquilidad y, sobre todo, paciencia para ir dando color a las múltiples formas y figuras de su interior.
- Estimulan la creatividad y la imaginación del niño.
- Ayudan a la formación de la inteligencia y el razonamiento.
- Baja el nivel de estrés, además durante el tiempo que el niño pinta un mándala se le puede poner música de fondo para que el efecto relajante y calmante sea aun mayor.
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